México vive una guerra interna por el control de la Nación. Dos polos, dos bandos, dos ejércitos con dos ideas distintas de República buscan controlar su destino. Durante 40 años, el país estuvo montado sobre los rieles del neoliberalismo; 40 años en los que se acentuaron la pobreza y la desigualdad, mientras se consolidaba el control de una élite sobre las políticas públicas, las instituciones, la economía, la educación de las masas y hasta sobre los órganos autónomos. Esa élite tomó decisiones que impactaron en la vida de millones de mexicanos. La élite, sin embargo, perdió el poder hegemónico. Una fuerza surgida de la izquierda, abiertamente opositora al neoliberalismo -pero aún metida en esos zapatos-, tomó el control federal en 2018. No ha asumido del todo las riendas de la economía, de las políticas públicas o de las instituciones de la Nación y enfrenta fuertes resistencias del grupo que dominó al país.
The Dispute over Mexico
Mexico is living an internal war for the control of the Nation. Two poles, two sides, two armies with two different ideas of the Republic seek to control its destiny. For 40 years, the country was mounted on the rails of neoliberalism; 40 years in which poverty and inequality were accentuated, while the control of an elite over public policies, institutions, the economy, the education of the masses and even over autonomous bodies was consolidated. This elite made decisions that impacted the lives of millions of Mexicans. The elite, however, lost hegemonic power. A force emerged from the left, openly opposed to neoliberalism -but still tucked into those shoes-, took federal control in 2018. It has not fully taken over the reins of the economy, public policies or the Nation's institutions and faces strong resistance from the group that dominated the country.