Luteranismo caribeño cuenta la historia de la iglesia luterana en Puerto Rico desde una perspectiva caribeña. Rodríguez intercala la investigación de archivo con comentarios convincentes y relatos personales, destacando el poder y la agencia de los luteranos puertorriqueños y antillanos en medio del legado multifacético de los esfuerzos misioneros euroamericanos en la isla. Es posible que los lectores no se sorprendan al saber que el primer misionero luterano en Puerto Rico fue un luterano sueco-americano; sin embargo, es posible que no sepan que su acogida y éxito en la isla dependió de la hospitalidad de un sastre afrocaribeño de Jamaica. Un sinuoso viaje de interacciones entre los sínodos luteranos estadounidenses y una creciente iglesia puertorriqueña generó asociaciones, tensiones y posibilidades que continúan hasta el presente.
Puerto Rico y las islas vecinas se unieron a la Iglesia Luterana Unida en América como Sínodo del Caribe en 1952. Hoy en día, siguen siendo parte de la actual Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos, mientras que muchas otras denominaciones protestantes en la isla han formado iglesias "nacionales" puertorriqueñas. Rodríguez explora las continuas tensiones inherentes a este legado, aportando tanto su experiencia académica como su experiencia personal a este primer relato exhaustivo de la iglesia luterana en Puerto Rico.